July 13, 2020

México: La coyuntura de la 4T y la Covid-19

Por: Mauricio F. López Barreto, Posdoctorante en el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (Cephcis-UNAM)




Traspatio Maya en una comunidad del municipio de Yaxcabá, Yucatán. Fuente: el autor.

El advenimiento de la pandemia Covid-19 a principios del año en curso, vino a reforzar la tesis de prestigiosos intelectuales y académicos que el modelo neoliberal ha fracasado. En general, en el ámbito mundial se ensanchó la brecha de la desigualdad, aumentó el número de pobres, se normalizó la concentración de la riqueza en unos pocos, se hizo patente la falta de atención de los gobiernos por los sistemas de salud pública, se impulsó la privatización de empresas públicas, el mercado reguló las transacciones comerciales y se instaló un espíritu perverso de competitividad.

En México, la llamada Cuarta Transformación (4T), que preside el Lic. Andrés Manuel López Obrador, surge como la ruptura con el sistema prevaleciente en las últimas cuatro décadas, con vistas a instaurar un nuevo régimen socio-económico sentado sobre bases éticas y humanistas, cuyas directrices para el desmantelamiento del actual modelo neoliberal serían: la atención a los grupos más vulnerables, restaurar la enseñanza de humanidades y la cultura de valores morales y espirituales, incorporar el bienestar en el concepto de desarrollo, mejorar la distribución de la riqueza y del ingreso, el cuidado del medio ambiente y de los recursos naturales, entre otras.

En este contexto, algunos autores sostienen que la pandemia es un parteaguas, en el que de un lado quedará el neoliberalismo como modelo rezagado y obsoleto y del otro, aparecen modelos socio-económicos alternativos como la Teoría del Decrecimiento y los proyectos de vida en torno al patrimonio biocultural de los pueblos originarios, como el Buen Vivir de los pueblos andinos. Un tema central en común entre estas propuestas es el vivir en relación y en equilibrio con la naturaleza.

J. Martinez-Alier y G. Kallis, entre otros, por ejemplo, sostienen que el objetivo de la teoría del decrecimiento es la desaceleración de la economía, con propósito de limitar el daño a los humanos, a la biodiversidad y a los sistemas terrestres, poniendo límites a la explotación de la naturaleza.

Considerando el supuesto fracaso del modelo neoliberal, es de esperar que la nueva o las nuevas formas del quehacer de la post-pandemia, rescaten valores éticos, sociales, culturales y ambientales, entre otros, que en el sistema anterior habían quedado rezagados o sobrepasados por objetivos mercantilistas. Por lo menos, este rescate es el caso de los postulados enunciados de la 4T.

Se admite entonces, que después de la crisis sanitaria el quehacer socio-económico se regirá por nuevas reglas. En este orden de ideas la 4T se presenta como una alternativa viable y deseable, cuya instauración viene a ser apoyada por la Covid-19.

Es en este punto que aparece la necesidad de disponer de innovadoras metodologías de evaluación de los efectos de los proyectos propuestos por la 4T sobre los componentes de carácter social, cultural, ecológico o ambiental en su área de influencia, cuyos principios orientadores reflejen una verdadera ruptura con el modelo dominante neoliberal. El punto inicial de una metodología consiste en establecer un conjunto de indicadores que mejor representen los objetivos principales y las variables del proyecto, conformando el conjunto de comparadores para su seguimiento. Cabe destacar la crítica de la 4T al uso del Producto Interno Bruto (PIB) como indicador de bienestar.

Entonces, es evidente que una evaluación confiable del proyecto solo se tendrá cuando se haya considerado la totalidad de sus componentes, tanto de infraestructura como aquellos de carácter social, cultural, ecológico y ambiental.

El caso del Tren Maya

Como su nombre lo indica, el Tren Maya atraviesa gran parte del territorio Maya en el sureste mexicano, incluyendo los tres estados de la península de Yucatán: Campeche, Yucatán y Quintana Roo, así como, Tabasco y Chiapas. Se trata de un proyecto de ordenamiento regional, de carácter multidisciplinario, que abarca una gran extensión territorial y la rehabilitación de antiguos trazos. Se prevé que tendrá importantes impactos sobre los aspectos sociales, laborales, culturales, económicos y ambientales en su área de influencia.


Venta de carne cerdo criollo de traspatio en Yucatán. Fuente: el autor.

 


Pobladores de Yucatán trabajando en su huerto. Fuente: el autor.


Pobladora Maya en Yucatán preparando el almuerzo. Fuente: el autor.

Entre los objetivos explícitos del proyecto está el de contribuir al bienestar social y económico de los habitantes del territorio, a través de la generación de empleo, la detonación de la economía de la región y el desarrollo de infraestructura física. Las obras de infraestructura se han iniciado en junio del año presente, en medio de manifestaciones de oposición al proyecto por parte de colectivos mayas, entre otros. En nuestra opinión tal polémica se debe a que el proyecto presenta una cara luminosa que promueve los llamados beneficios del proyecto y una oscura sobre los impactos negativos del proyecto sobre los aspectos culturales, sociales y ambientales, que se desconoce en el discurso oficial.  

Cabe subrayar la altísima importancia ecológica de la región, que representa un "hotspot"—o un núcleo—de biodiversidad, a nivel global. En este aspecto, es aceptado que, gracias a la gestión del territorio llevada a cabo por los pueblos Maya en base a su organización social tradicional se ha logrado una preservación razonable de la biodiversidad en la región.

En el marco de la post-pandemia y en vista de la necesidad de un nuevo paradigma socio-económico, paradójicamente, las proyecciones sobre los beneficios del Tren Maya aún siguen plasmadas en un modelo neoliberal, que amenaza el patrimonio biocultural local y todo lo que este conlleva. Por lo tanto, el caso de El Tren Maya—que indiscutiblemente tendrá serias consecuencias en el proyecto de vida de los habitantes y en los ecosistemas—pone de manifiesto la urgencia de establecer indicadores congruentes con la visión de un proyecto, particularmente, de la envergadura de la 4T.

 

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