Political dissent, a significant part of any democratic process, must be understood not only as a historical and social construction but also from a structural and relational perspective. Social movements and organizations, especially autonomist indigenous ones, attempt to persuade the public that dissent is a right and a proper form for thinking about the political. The social construction of dissent as a crime not only is promoted by state regimes but also seeks to be accepted, legitimated, and sustained by the society. Socially deconstructing it requires considering the law as a historical production, connecting its analysis to legitimacy, and recognizing its ideological and fictional dimension and the influence of structural conditions such as the organization of production.
El disenso político, parte sustancial de todo proceso democrático, requiere ser comprendido como construcción social e histórica y desde una perspectiva estructural y relacional. Organizaciones y movimientos sociales, especialmente los indígenas autonomistas, despliegan acciones para influir en la opinión pública a fin de sostener que disentir es un derecho y una forma idónea de pensar lo político. La construcción social de la disidencia como delito es un proceso que, si bien es impulsado por regímenes estatales, busca ser aceptado, legitimado y sostenido por la sociedad. La tarea de desconstruirlo socialmente requiere considerar el derecho como producto histórico, vincular su análisis a la legitimidad, y reconocer su dimensión ideológica y ficcional y la influencia por condiciones tales como la organización de los procesos de producción.
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Latin American Perspectives
September 2015 vol. 42 no. 5 186-197
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